Una doula es una persona, generalmente una mujer, que informa y acompaña en el proceso vital de la maternidad. Actualmente no hay una formación reglada y aunque en muchos países europeos sea algo habitual e incluso esté cubierto por la seguridad social, en España la profesión no está oficialmente reconocida de momento.
La doula no es personal sanitario, no es una matrona ni hace su trabajo, no atiende partos, no tacta, no manda tratamientos, no hace diagnósticos, no realiza terapias ni las recomienda. Las doulas hacemos trabajos diferentes, pero podemos complementarnos y trabajar juntos.
Como doula es conveniente estar informada y actualizada, puesto que tendrá que proporcionar información, que no consejos, si la mujer lo solicita, para que ella decida de manera libre y consciente. La doula no recomienda, no lleva a la mujer a su terreno, no aconseja ni interviene. Jamás juzgará la decisión de la mujer. La acompaña y apoya. A veces se comete el error de pensar que la doula sólo acompañará partos “naturales”, cuando se debe respetar la decisión de la mujer sea cual sea. La doula no interviene.
Como Doula acompaño en los procesos de preconcepción, de infertilidad, de embarazo, de parto, de posparto y de pérdida. Cuando la madre que contrata necesita algo que va más allá de mis competencias la derivo al profesional correspondiente
Hay estudios que han demostrado que el apoyo emocional de la doula a la familia tiene beneficios durante el parto, tales como reducción en un 50% de cesáreas, un 40% en uso de fórceps, un 60% del uso de epidural o que acorta en un 25% la duración de los partos. Todo esto, por supuesto, como complemento a una buena asistencia sanitaria (“A Doula Makes the Difference” por Nugent, Mothering Magazine, March-April 1998).
